Suerte loca. Encontré esa jaula azul en la cooperativa agrícola y encajaba perfectamente en el casquillo que ya estaba instalado.
Ésta ya fue otra cosa. Es de metal, estaba oxidada y llevaba años esperando su momento el altillo. Un día decidí ponerme. Aquí está, colgada en la habitación, limpia y pintada de blanco.